En el Tiempo de los Sueños, en la época Tjukurpa, sólo había una única vida sobre la tierra. Era una vida inmóvil, una masa embrionaria gigantesca, transparente, hecha de una amalgama de seres inacabados, replegados sobre sí mismos. Y estos proyectos de seres pertenecían cada uno a una especie animal o vegetal.
Impreso en esta materia primigenia se encontraba todo el devenir de los Hombres ¡Todo el pasado, el presente y el futuro del mundo se hallaban allí latente!
Entonces, aquel que salió de la nada y existe por sí mismo, modificó esa masa. Esculpió en ella un cuerpo, brazos, manos, piernas, cabeza. En una de las caras de la cabeza, hizo dos agujeros para los ojos; luego formó la nariz y marcó una hendidura para la boca y un agujero para el ano. Así fue como los seres inacabados fueron transformados en seres capaces de sostenerse en pie.
Impreso en esta materia primigenia se encontraba todo el devenir de los Hombres ¡Todo el pasado, el presente y el futuro del mundo se hallaban allí latente!
Entonces, aquel que salió de la nada y existe por sí mismo, modificó esa masa. Esculpió en ella un cuerpo, brazos, manos, piernas, cabeza. En una de las caras de la cabeza, hizo dos agujeros para los ojos; luego formó la nariz y marcó una hendidura para la boca y un agujero para el ano. Así fue como los seres inacabados fueron transformados en seres capaces de sostenerse en pie.
El Tjukurpa habla en términos de pasado y presente. Toda la tierra, incluyendo todo lo que hay y todo lo que vive sobre ella, fue creada durante el Tjukurpa y por el Tjukurpa. Ninguna montaña, valle, llanura, corriente de agua, existía anterior al Tjukurpa; nada había.
Durante aquel tiempo, seres ancestrales en forma de humanos, animales y plantas viajaron a lo largo y ancho de la tierra y crearon y destruyeron (...) La memoria de sus actividades existe hoy en día en la forma de accidentes geográficos como en la montaña sagrada de Uluru.
Cada hombre y cada mujer quedaron ligados a la especie animal o vegetal de la que habían salido; y ese animal o vegetal se convirtió en su Tjukurpa. Así pues, en cada uno de los seres humanos, en cada uno de los animales, de las plantas y los minerales, en las estrellas y en el aire y en el agua, el Ser Supremo, la Energía de Vida Sagrada, difundió su esencia divina, haciendo entrar en una sola, pero infinita familia, a todas las formas de la Vida. Pero, no tuvo el tiempo suficiente para terminar su obra y los hombres nacieron imperfectos. Entonce, enriquecidos por el Conocimiento primordial del que habían surgido e inspirados por la esencia divina de la que estaban impregnados, los Grandes Antepasados, (criaturas gigantescas - ni hombres ni animales-), se pusieron a crear el mundo tal como es ahora.
Durante aquel tiempo, seres ancestrales en forma de humanos, animales y plantas viajaron a lo largo y ancho de la tierra y crearon y destruyeron (...) La memoria de sus actividades existe hoy en día en la forma de accidentes geográficos como en la montaña sagrada de Uluru.
Cada hombre y cada mujer quedaron ligados a la especie animal o vegetal de la que habían salido; y ese animal o vegetal se convirtió en su Tjukurpa. Así pues, en cada uno de los seres humanos, en cada uno de los animales, de las plantas y los minerales, en las estrellas y en el aire y en el agua, el Ser Supremo, la Energía de Vida Sagrada, difundió su esencia divina, haciendo entrar en una sola, pero infinita familia, a todas las formas de la Vida. Pero, no tuvo el tiempo suficiente para terminar su obra y los hombres nacieron imperfectos. Entonce, enriquecidos por el Conocimiento primordial del que habían surgido e inspirados por la esencia divina de la que estaban impregnados, los Grandes Antepasados, (criaturas gigantescas - ni hombres ni animales-), se pusieron a crear el mundo tal como es ahora.
En la inmensa llanura que era la tierra, crearon los ríos, las colinas y todos los accidentes del terreno. Promulgaron las leyes destinadas a vincular a todos los hombres entre sí por medio de parentescos , parentescos que se imbrican los unos en los otros, naciendo aquí para reanudarse allá, arrastrando a todos los miembros de un pueblo en un verdadero torbellino de obligaciones de ayuda mutua, encadenando los unos a los otros desde el nacimiento hasta la muerte. Asimismo, proveyeron de vínculos parecidos a los diferentes pueblos. Así, de norte a sur, de este a oeste, los parentescos creados tejieron una gigantesca telaraña cuyos hilos nos guían y protegen desde entonces. Luego, antes de desaparecer, antes de que concluyera el Tiempo de los Sueños, cuando aparecieron los hombres en su forma actual, les dijeron: "Este es vuestro país. Lo hemos creado para vosotros. Aquí viviréis y lo conservaréis tal como os lo entregamos. No lo dejaréis nunca, pues sois sus Guardianes. Sois los Guardianes de nuestra Creación."
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