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miércoles, 30 de julio de 2014

Historias de Gatos (Japón)

 
 
 
Foto: HISTORIAS DE GATOS  (3)
Los gatos  llegaron a Japón en el siglo VI , al mismo tiempo que el budismo, para proteger los textos sagrados del deterioro producido por los ratones. y allí fueron tan mimados por el pueblo, que se volvieron gordos y perezosos, de modo que llenos de la comida que recibían dejaron de cazar ratones  y éstos proliferaron de un modo alarmante. Entonces, según las tradiciones los pobladores debieron  pintar gatos en las paredes de sus casas para alejar a los roedores. 
En el último año del siglo X el gato entró en la corte del emperador como un regalo recibido por el jóven heredero Ichijo, quien, como era una hembra,  la llamo "Myobu no Otodo", que significa Camarera Real del Palacio Imperial. Esta gata   poseía un rango especialísimo  en la corte, ya que las camareras de palacio tenían encomendado su cuidado como una de sus actividades principales, Así los gatos se volvieron cada vez mas respetados.  Ocho siglos después el emperador promulgó una ley que prohibió tanto el encarcelamiento como  el comercio del animal; de modo que el gato pudo pasearse a su antojo por calles y campiñas de Japón dando lugar a curiosas leyendas como las del "nekomata" , un gato de habilidades sobrenaturales, un gato chamán cuyos poderes, según el mito, se originaban en el momento en que a un  gato doméstico común se le bifurcaba la cola, 
Pasados muchos siglos, en tiempos actuales, en pleno siglo XXI ,este amor del pueblo japonés por los gatos se eterioriza en los "Cafés de Gatos " son cafés donde es posible observar, acariciar y jugar con gatos Los clientes pagan por el derecho a entrar, que suele ser por horas. El primer café de gatos  abrió en Osaka en el 2004. y en la actualidad existen 39 solo en Tokio. Los Cafés de Gatos deben obtener una licencia y cumplir con estrictos requerimientos y regulaciones de la Ley de Tratamiento y  Protección de Animales.para asegurar la salud y el bienestar de los gatitos, asegurándose de que estos no sean molestados en exceso o reciban atención no deseada, como la de niños pequeños, o cuando están durmiendo. 
Otra clara expresión del amor de los japoneses por los gatos en la sociedad contemporánea, lo vemos en  la isla de Tashirojima donde sus 100 habitantes rinden un particular culto a los miles de felinos de la isla, que son tratados como dioses. Los habitantes de Tashirojima no solo los alimentan para atraer la fortuna a sus vidas, sino que velan por su comodidad. Su fascinación por estos animales es tan grande que los consideran una especie de dioses. Por ello, han construido un santuario para rendirles culto, santuario cuya fachada imita la figura de un gato.
 


 Los gatos llegaron a Japón en el siglo VI , al mismo tiempo que el budismo, para proteger los textos sagrados del deterioro producido por los ratones. y allí fueron tan mimados por el pueblo, que se volvieron gordos y perezosos, de modo que llenos de la comida que recibían dejaron de cazar ratones y éstos proliferaron de un modo alarmante.
Entonces, según las tradiciones, los pobladores debieron pintar gatos en las paredes de sus casas para alejar a los roedores.
 
 
 
 
En el último año del siglo X el gato entró en la corte del emperador como un regalo recibido por el jóven heredero Ichijo, quien, como era una hembra, la llamo "Myobu no Otodo", que significa Camarera Real del Palacio Imperial. Esta gata poseía un rango especialísimo en la corte, ya que las camareras de palacio tenían encomendado su cuidado como una de sus actividades principales. 
 Así los gatos se volvieron cada vez mas respetados. 
 
 
Foto: HISTORIAS DE GATOS  (1)
Cuenta Herodoto, el historiador y geógrafo griego del siglo V, que en la  Batalla de Pelusium en el 525 aC, donde combatieron egipcios y persas: los persas vencieron pues  habían grabado la imagen de Bastet (la Diosa Gata egipcia ) en sus escudos y llenaron el campo de batalla de gatos vivos; por lo que los egipcios  que los veneraban y eran castigados con la pena de muerte si mataban a un gato, estuvieron más pendientes de no dañarlos que del enemigo. Entonces  los persas al mando del Rey Persa Cambises II ,lanzaron gatos con catapultas al interior del 
reducto egipcio lo que provocó que los egipcios se rindieran para que los felinos no murieran.
Los griegos por su parte  reclamaban el derecho de poseer  sus propios gatos; sin embargo  los egipcios, aplicando tal vez las primeras trabas a las exportaciones conocidas en la historia ; se negaban rotundamente  a permitir la salida de sus gatos ; entonces los griegos,  hartos ya del rechazo a sus apremiantes peticiones, decidieron robarlos Tomaron algunas parejas y las llevaron a Grecia. Allí los gatos se dedicaron afanosamente  a hacer lo que tan bien saben  hacer y al poco tiempo  nacieron numerosas camadas,  de modo que los criadores pudieron vender gatos a los Romanos, a los Galos y a los Celtas. (los Celtas creían que las hadas observaban el mundo terrestre a través de los ojos de los gatos) 
 
 
Ocho siglos después el emperador promulgó una ley que prohibió tanto el encarcelamiento como el comercio del animal; de modo que el gato pudo pasearse a su antojo por calles y campiñas de Japón dando lugar a curiosas leyendas como las del "nekomata" , un gato de habilidades sobrenaturales, un gato chamán cuyos poderes, según el mito, se originaban en el momento en que a un gato doméstico común se le bifurcaba la cola, 
 
 


 Pasados muchos siglos, en tiempos actuales, en pleno siglo XXI ,este amor del pueblo japonés por los gatos se exterioriza en los "Cafés de Gatos " son cafés donde es posible observar, acariciar y jugar con gatos.  Los clientes pagan por el derecho a entrar, que suele ser por horas.
 
El primer Café de Gatos abrió en Osaka en el 2004. y en la actualidad existen 39 solo en Tokio; se cree que su prolifereación se debe a determinadas leyes que prohiben el tener estas mascotas  en departamentos y ciertos complejos habitacionales
 
 
 
 
Los Cafés de Gatos deben obtener una licencia y cumplir con estrictos requerimientos y regulaciones de la Ley de Tratamiento y Protección de Animales.para asegurar la salud y el bienestar de los gatitos, asegurándose de que estos no sean molestados en exceso o reciban atención no deseada, como la de niños pequeños, o cuando están durmiendo.  
 
 
 
 Otra clara expresión del amor de los japoneses por los gatos en la sociedad contemporánea, lo vemos en la Isla de Tashirojima, la isla de los gatos felices,  donde sus 100 habitantes rinden un particular culto a los miles de felinos de la isla, que son tratados como dioses.
Los pobladores  de Tashirojima no solo los alimentan para atraer la fortuna a sus vidas, sino que velan por su comodidad. 

 
Su fascinación por los gatos es tal que los consideran una especie de dioses. Por ello, han construido un santuario para rendirles culto, santuario cuya fachada imita la figura de un gato.
 

 
 
 
 
 
 

miércoles, 23 de julio de 2014

Stonehenge - Astronomía con monolitos





Rocas para predecir eclipses: la astronomía primitiva de Stonehenge


Astronomía con monolitos








Los eclipses solares, en los que el disco lunar cubre al Sol en pleno día se deben a una asombrosa casualidad planetaria. La Luna está 400 veces más cerca de nosotros que el Sol, y también es 400 veces más pequeña. Por ello, cuando la Tierra, la Luna y el Sol se encuentran alineados, es posible contemplar cómo el Sol desaparece por completo ante el paso del satélite. Al menos así ocurre en la llamada franja de totalidad del eclipse.
 En otras zonas, sin embargo, la Luna tan solo morderá al astro rey sin terminar de ocultarlo por completo, lo que se conoce como un eclipse parcial.
 
Aproximadamente una vez cada 1,6 años se produce un eclipse solar en algún lugar del planeta, siempre durante la fase de Luna nueva. Una tercera variable de eclipse solar es el anular, que se produce cuando la Luna está en su punto de máxima lejanía (apogeo) con la Tierra, por lo que su disco aparece un poco más pequeño y permite que una pequeña franja exterior del Sol la rodee como un anillo. Cada año se producen como mínimo dos eclipses solares y, como máximo, cinco.






Posiblemente, el primer sistema del que se tiene constancia para predecir estos acontecimientos (los eclipses solilunares) sea la célebre construcción monolítica de Stonehenge, en el condado de Wiltshire, Inglaterra. Este monumento consta de cuatro círculos concéntricos de piedras y fue evantado en la Edad de Bronce, hacia el 2500 a. de C.
 
En 1963, el científico estadounidense Gerald Hawkins publicó un estudio en la revista 'Nature' en el que demostraba que la gran cantidad de sucesos astronómico  de los que daban cuenta los monolitos no podían ser fruto del azar. Hawkins descubrió que las 56 cavidades que contiene la construcción, llamadas fosas de Aubrey, podrían servir para predecir eclipses.
 
Pocos años después, el astrofísico británico Fred Hoyle estudió el monumento y se mostró de acuerdo con su colega norteamericano en que se trataba de un centro astronómico, capaz de predecir la fecha exacta de los eclipses de Sol y de Luna, así como las órbitas de estos astros.
En realidad, el método de Hoyle, aunque también se basa en las fosas de Aubrey, es distinto al de Hawkins, y mucho más preciso.

De acuerdo con Hoyle, sólo los primeros constructores del monumento tenían conocimientos astronómicos, mientras que sus sucesores se limitaron a levantar monolitos sin ningún otro sentido que el ritual o religioso. Si esta tesis es cierta, los habitantes prehistóricos de aquella región debieron sufrir una suerte de edad oscura, en la que todos sus conocimientos y observaciones  del cielo se fueron perdiendo sin dejar rastro, como más tarde ocurriría con los códices de la biblioteca de Alejandría.

También la física y astrónoma estadounidense Sharon Challener, tras pasar más de 20 años estudiando Stonehenge, encontró un sistema que utiliza los megalitos centrales, los más antiguos y voluminosos, para calcular cuándo habrá un eclipse lunar





fragmentos tomados de La otra Historia
 
 
 
 
 
 
 



domingo, 6 de julio de 2014

POR SEGUNDO AÑO CONSECUTIVO, UNA INUNDACIÓN QUE DESAPARECE



ECOCIDIO  se denomina a los desastres ambientales producidos por el hombre; las inundaciones
 consecuencia de la la devastación de las selvas de Brasil, Argentina y Paraguay amenazaron  a las islas del Delta...¿que la detuvo? (Un excelente artículo de Maximiliano Leo.  maestro de escuela de Puerto Gaboto,)


tomado de : http://puertogaboto.wordpress.com/2014/07/04/por-segundo-ano-consecutivo-una-inundacion-que-desaparece/
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POR SEGUNDO AÑO CONSECUTIVO, UNA INUNDACIÓN QUE DESAPARECE
Posted on July 4, 2014 by Maximiliano Leo

Por segundo año consecutivo, la crecida del río Iguazú puso en alerta a todos los habitantes costeros del Paraná Medio y Delta. Esta vez el caudal de agua superó los 40 millones de litros por segundo y las imágenes que dieron la vuelta al mundo mostraron unas cataratas del Iguazú como nunca antes.

Sabemos que Brasil y Argentina llevan adelante políticas de devastación y saqueo de sus recursos naturales con el único fin de producir monocultivos de organismos genéticamente modificados y electricidad: sabemos cómo en los últimos 18 años se han perdidos ambientes naturales como jamás se ha visto: ni la Guerra del Caucho, ni la Forestal, ni el avance del algodón, el elliotis o la caña de azúcar pudieron igualarse con el ecocidio actual que padecen los territorios de la vasta cuenca del Plata. Sabemos cómo Brasil logró hacer desaparecer la totalidad de la selva paranaense y cómo escalonó con muros de hormigón todo el Alto Paraná, alterando para siempre los ecosistemas que dependían de los pulsos naturales del agua. Producto de tanto saqueo de recursos naturales, vimos por segundo año consecutivo esas imágenes escalofriantes: cómo en la crecida del río Iguazú se derramaban miles de metros cúbicos de agua dulce por segundo y cómo se perdían para siempre millones de toneladas de suelo fértil que se lavaron por razones previsibles y lamentables: las lluvias no tuvieron mejor momento de caer que al finalizar la cosecha de soja, cuando la superficie de los «campos» todavía se encontraba sin cobertura vegetal, ahí donde alguna vez hubo una selva que retenía agua, producía alimentos, madera, oxígeno, que disminuía el calentamiento global y mantenía la estructura normal de los ecosistemas… pero no producía dólares fáciles ni mucho menos electricidad.

El agua baja rápidamente y en el delta nos preocupamos por segundo año consecutivo. Los medios de comunicación locales nos alertan y en las rutas ya vemos los desfiles de camiones de traslado de hacienda hacia los pueblos costeros. El susto de unos es el gran negocio de otros, y los frigoríficos pagan lo que quieren con los puesteros y productores más asustados. El agua baja rápidamente y no se habla de otra cosa que no sea la crecida o el mundial de fútbol. Un puestero consigue sacar las vacas de la isla y alquilar un campo bajo donde no se va a sembrar trigo, otro consigue fardos a buen precio y un patio grande, otro desesperado vende todo por dos monedas, los más osados especulan manteniendo la hacienda en los albardones altos o los cerros que alguna vez construyeron los indígenas de las islas. Todo se moviliza con la creciente que viene: la prefectura, los medios, los barcos jaula, los camiones, las vacas, los caballos, las personas.

Pero curiosamente, contra todos los pronósticos, incluidos los del Instituto Nacional del Agua, la ola que venía a toda máquina desde el río Iguazú llegó a las puertas del Delta del Paraná y por segundo año consecutivo se desinfló, desapareció, no pasó de ser más que un invierno de río alto. Pasó de ser una «inundación importante» a ser una «creciente moderada».

¿El río se ha tragado el agua? ¿Se ha evaporado? ¡Desapareció!

Pero a esto no debemos buscarle explicaciones mágicas o especulativas. El Iguazú desbordó, los más de 40 millones de litros por segundo son un hecho, la crecida golpeó ferozmente al Alto Paraná entre la triple frontera y el muro de Yasyretá, pero lo que ha aminorado el impacto del agua no es sino uno de los grandes (gigantes) servicios que brindan los humedales del valle de inundación del Paraná Medio y Delta. Los humedales —esos ambientes productivos por sí mismos que alternan entre zonas y períodos secos, y zonas y períodos sumergidos— trabajan como una «esponja», reteniendo agua en las crecientes y liberándola lentamente cuando los pulsos de bajante lo necesiten.

Una laguna de las más pequeñas que encontramos en las islas, de menos de 200 metros de distancia entre sus orillas más lejanas y de menos de medio metro de profundidad, puede almacenar, purificar y, en caso de creciente, retener más de 4 millones de litros de agua dulce… y desde el muro de Yasyretá hacia abajo hay miles y miles de lagunas, de esponjas naturales, de espejos de agua dulce filtrando y reteniendo lo que han enviado las lluvias caídas en la cuenca del Iguazú.

De un desastre natural a una crecida moderada, gracias a los humedales.

Es indispensable defender estos ambientes naturales que, además de purificar contaminantes y retener gases de efecto invernadero, de proveer forraje, alimento, madera, medicina, polinizadores, oxígeno y agua potable, son muy efectivos para contener el agua en las prolongadas épocas de sequía y bajante como en los años 2008 y 2009, y las crecientes súbitas como las que en los dos últimos años acontecieron en la cuenca del río Iguazú debido a las políticas de saqueo ambiental que hicieron desaparecer la selva y alterar el normal escurrimiento de las aguas con muros de hormigón.

Pero los humedales del río Paraná no están a salvo de la mirada del sistema de producción de dinero. El Bajo Delta del Paraná es un claro ejemplo de cómo destruir un sistema de humedales para fomentar emprendimientos inmobiliarios y producción de cultivos de especies exóticas. Ahora las partes más altas del Delta también están en la mira de los servidores del dios dinero. Una empresa holandesa ha destruido miles de hectáreas de reserva de agua dulce en las islas ubicadas frente a Villa Constitución con el fin de producir organismos genéticamente modificados, para lo cual fumigan con agrotóxicos que controlan la proliferación de plantas nativas y levantan terraplenes para impedir que el agua dulce bañe esas tierras secadas de forma artificial. Aguas arriba de este inmenso endicamiento sojero, en las zonas cercanas a la conexión vial Victoria-Rosario, los empresarios ganaderos están terraplenando las islas con el consentimiento de los funcionarios públicos de la ciudad de Victoria. Allí la impunidad es tan grande que un famoso terraplenador rosarino que corta arroyos para secar lagunas, producir carne de vaca y poder acceder con su 4×4, se dio el lujo de amenazar penalmente a los ediles que intentaran defender las reservas de agua dulce de los humedales, contra los «permitidos ilegales» que otorga el intendente de la ciudad de Victoria. Otro intento de arrasar con los humedales para producir dinero ocurrió a fines de 2011: mediante la ley 10.092, el gobernador entrerriano de sueños presidenciales declaró a las islas fiscales como zonas improductivas, e intentó privatizarlas por un siglo —100 años— para entregarlas a una sociedad anónima arrocera.

Un oasis de vida entre un mar de fumigaciones y leucemias.

El pastizal pampeano y el espinal han sido desvastados: ya no existen el ñandú ni el puma, hoy ya no hay chañares, algarrobos ni talas… hoy hay soja en verano y trigo en invierno… y año siguiente soja en verano y trigo en invierno… y las salas de oncología de los hospitales públicos colmadas de santafesinos y entrerrianos de los pujantes pueblos sojeros de la pampa monocultivada. Si no despertamos a tiempo, ahora que el dinero va por el agua, también perderemos el Delta del Paraná, que es el límite sur de las reservas de agua dulce en superficie más grandes del mundo, que empiezan al norte del Gran Pantanal y terminan en el estuario del Río de la Plata, que han sido culpable —responsable natural— de que los más de 40 millones de litros de agua que bajaban por segundo desde la desmontada selva paranaense, no pasaran más que de ser una creciente moderada… por segundo año consecutivo.

El río Uruguay no corre la misma suerte por no tener un sistema de humedales que pueda aminorar el avance del agua como sí lo tiene el Paraná. Qué desgracia para nuestros hermanos costeros del «Río de los Pájaros». A nosotros, los paranaceros, nos alcanza con defender lo que tenemos, en cambio a ellos nos les queda más que luchar por recuperar la selva que cuenca arriba les fue arrebatada por la sed de dinero; no les queda en lo inmediato más que vaciar el lago del Salto Grande para que se aminore el impacto de lo que se viene; no les queda otra cosa que evacuarse de la orilla, ver cómo se va el esfuerzo de años de trabajo y resignarse a empezar a buscar tierras más altas, porque así lo mandan las ambiciones de pocos y horribles seres humanos.

Pobre de nosotros, los costeros del Delta del Paraná, si seguimos permitiendo que los políticos al servicio de los empresarios sigan autorizando y fomentando el avance de la destrucción de las islas. Es hora de despertar, de abrir los ojos; todavía estamos a tiempo. Por segundo año consecutivo los humedales frenaron una catástrofe… ¡Es tiempo de defender estas reservas de agua dulce!

Maximiliano Leo.  Kayakista y maestro de escuela de Puerto Gaboto, el pueblito costero más hermoso del mundo.

Para ver más :
http://puertogaboto.wordpress.com/2014/07/04/por-segundo-ano-consecutivo-una-inundacion-que-desaparece/


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