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miércoles, 23 de julio de 2014

Stonehenge - Astronomía con monolitos





Rocas para predecir eclipses: la astronomía primitiva de Stonehenge


Astronomía con monolitos








Los eclipses solares, en los que el disco lunar cubre al Sol en pleno día se deben a una asombrosa casualidad planetaria. La Luna está 400 veces más cerca de nosotros que el Sol, y también es 400 veces más pequeña. Por ello, cuando la Tierra, la Luna y el Sol se encuentran alineados, es posible contemplar cómo el Sol desaparece por completo ante el paso del satélite. Al menos así ocurre en la llamada franja de totalidad del eclipse.
 En otras zonas, sin embargo, la Luna tan solo morderá al astro rey sin terminar de ocultarlo por completo, lo que se conoce como un eclipse parcial.
 
Aproximadamente una vez cada 1,6 años se produce un eclipse solar en algún lugar del planeta, siempre durante la fase de Luna nueva. Una tercera variable de eclipse solar es el anular, que se produce cuando la Luna está en su punto de máxima lejanía (apogeo) con la Tierra, por lo que su disco aparece un poco más pequeño y permite que una pequeña franja exterior del Sol la rodee como un anillo. Cada año se producen como mínimo dos eclipses solares y, como máximo, cinco.






Posiblemente, el primer sistema del que se tiene constancia para predecir estos acontecimientos (los eclipses solilunares) sea la célebre construcción monolítica de Stonehenge, en el condado de Wiltshire, Inglaterra. Este monumento consta de cuatro círculos concéntricos de piedras y fue evantado en la Edad de Bronce, hacia el 2500 a. de C.
 
En 1963, el científico estadounidense Gerald Hawkins publicó un estudio en la revista 'Nature' en el que demostraba que la gran cantidad de sucesos astronómico  de los que daban cuenta los monolitos no podían ser fruto del azar. Hawkins descubrió que las 56 cavidades que contiene la construcción, llamadas fosas de Aubrey, podrían servir para predecir eclipses.
 
Pocos años después, el astrofísico británico Fred Hoyle estudió el monumento y se mostró de acuerdo con su colega norteamericano en que se trataba de un centro astronómico, capaz de predecir la fecha exacta de los eclipses de Sol y de Luna, así como las órbitas de estos astros.
En realidad, el método de Hoyle, aunque también se basa en las fosas de Aubrey, es distinto al de Hawkins, y mucho más preciso.

De acuerdo con Hoyle, sólo los primeros constructores del monumento tenían conocimientos astronómicos, mientras que sus sucesores se limitaron a levantar monolitos sin ningún otro sentido que el ritual o religioso. Si esta tesis es cierta, los habitantes prehistóricos de aquella región debieron sufrir una suerte de edad oscura, en la que todos sus conocimientos y observaciones  del cielo se fueron perdiendo sin dejar rastro, como más tarde ocurriría con los códices de la biblioteca de Alejandría.

También la física y astrónoma estadounidense Sharon Challener, tras pasar más de 20 años estudiando Stonehenge, encontró un sistema que utiliza los megalitos centrales, los más antiguos y voluminosos, para calcular cuándo habrá un eclipse lunar





fragmentos tomados de La otra Historia
 
 
 
 
 
 
 



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