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domingo, 20 de marzo de 2011

El Señor del Jardin: Carlos Thays - Creador del Parque Centenario

A menudo se nos quiere hacer creer que nuestras acciones individuales no valen nada y que ante un mundo caótico e indiferente debemos resignarnos a ser arrollados por fuerzas que están mas allá de   nuestra voluntad, permitiéndoles  que nos modelen a su antojo. Pero la obra de Carlos Thays nos dice lo contrario y es un ejemplo de como un hombre, tan solo haciendo con conciencia su trabajo, puede .influir durante muchos años y en muchas personas.
Aun ahora, muchas veces sin saberlo, estamos gozando de su genio y de su amor por los árboles. Aún ahora, aunque casi  no lo recordemos, estamos disfrutando de su obra, desde el diseño de los parques y plazas hasta los árboles de cada calle;
Arquitecto y paisajista francés, Carlos Thays llegó a la Argentina en 1889  y se quedó a vivir por el resto de su vida. Se convirtió en un profundo conocedor de la flora del norte y de la Mesopotamia  y a partir de 1891 como  Director de Parques y Paseos de la Ciudad  modificó el paisaje  de la ciudad .
 Forestó e hizo traer miles de árboles del Interior para plantarlos en las calles. Supo aprovechar la floresta autóctona de modo que a él se debe que muchas plazas, parques y calles de Buenos Aires estén arboladas con Jacarandás, tipas y yuchanes entre otros.  Plantó miles de árboles; la arboleda que tenemos hoy en la Ciudad fue plantada por él y por su hijo.
 Fue él quien invento el paisaje urbano que dio identidad a Buenos Aires hasta hoy: A sabiendas de que cada árbol tiene una época de floración diferente, aclimató jacarandás, tipas, lapachos y palos borrachos, y luego plantó 150 mil por toda la ciudad, de manera que siempre hubiera árboles floridos por las calles Se ha dicho que de no haber sido por su insistencia en mantener un elevado nivel en el diseño de plazas y paseos, muchos de los espacios públicos de la ciudad no serían lo que vemos  hoy..
Nuestro  parque Centenario, así como el Lezama, Patricios; la plaza Constitución, la del Congreso, la de Mayo o las Barrancas de Belgrano se deben a Thays, y también el Jardín Botánico y el Parque Tres de Febrero, sus principales legados en Buenos Aires.
;Fue, sin duda alguna, el gran maestro de los arquitectos y paisajistas, ya que diseñó fantásticamente todos los escenarios sobre los que trabajó y dejó una obra de notable belleza. Pero la acción de Thays excedió a la arquitectura paisajística para adentrarse, no solo en en la protección del patrimonio natural (propuesta del primer Parque Nacional, de Iguazú, en 1902), sino también en la producción, ya que (y esto es algo que hoy muy pocos  conocen ) fue él quien descubrió el proceso de germinación de la yerba mate
Porque  Thays había desarrollado una obsesión particular: la de lograr la germinación de la yerba mate, un secreto vegetal que habían logrado desarrollar los jesuitas (y luego Bonpland), pero que se había perdido con su expulsión. O sea que al comenzar el siglo XX en Argentina sólo se cosechaba yerba mate silvestre. Fue Thays quien investigó con las semillas  hasta encontrar el modo en que germinaban. Gracias a eso el Ministerio de Agricultura distribuyó en toda la Mesopotamia el método para germinar la planta; eso hizo posible que surgiera la industria yerbatera .- relata   Sonia Berjman, doctora en Historia del Arte, especialista en historia urbana porteña
.Desde que Thays puso manos a la obra, aquí hubo por lo menos cuatro o cinco generaciones -agrega - 10 o 15 millones de habitantes que se fueron sucediendo en el tiempo. Son personas que vivieron su vida signada por Thays y tal vez no lo saben.
De allí que resulta  importante que tomemos conciencia de que vivimos en una ciudad que es así porque hace 120 años vivió un señor que se llamó Thays y que pensó cómo iba a ser la ciudad 120 años después.
 Los parques de Thays toda la vida han sido casi perfectos, porque él tuvo esa visión de cómo poner las plantas y puso toda su voluntad en hacerlo

Sus huellas aún perduran, pudo haberse contentado con hacer de la forestación de la Ciudad una anodina  imitación de Ciudades europeas;  por el contrario;él supo amar con tanta pasión su trabajo y a los árboles de nuestro país, que pudo hacer con ellos una obra viviente de gran belleza y armonía
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