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miércoles, 4 de enero de 2012

¿ARGENTINA ESTA BAJO PELIGRO NUCLEAR?

Una excelente nota de José Terenzio aparecida en "Voz Entrerriana" y tomada de Brad Hunter, que nos pareció importante transcribir


Cuando José Atucha, gran terrateniente porteño, compró los campos donde hoy se levanta el pueblo de Lima, localidad del Partido de Zárate -a uno de los hijos de Cornelio Saavedra-, no existía la energía atómica. O sí, lo que no existía era el peligroso conocimiento humano de romper el átomo de metales pesados tratados, como el uranio, o el cesio, y de esta manera, crear calor, y como consecuencia, energía. Si sabía Atucha de la importancia de los ríos y la navegabilidad de las aguas, al punto que su mansión en Belgrano contaba con una pileta de natación. Lujos de una Argentina de las familias más acomodadas. En Lima, pueblo que se bautizó así en honor a la segunda esposa de José Atucha, Justa Lima, tampoco sabía nada de energía, o átomos, pero sí de la espléndida vista al río Paraná, con que contaba la mansión que mandaron a construir los esposos.
La localidad de Lima cuenta con 9.000 habitantes, está muy cerca de Zárate, y también de Campana, sobre el río Paraná, el que desemboca en el Río de la Plata, sobre el cual se recuesta la Ciudad de Buenos Aires, núcleo de casi el 50% de los habitantes.
Los militares argentinos, y no menos civiles, siempre han sentido una fascinación por todo lo relacionado al poder atómico, y siempre fue un orgullo nacional aclarar, sobre el punto, que nuestro país se encontraba “relativamente avanzado” en el estudio y uso práctico de la energía nuclear.

Los riesgos, y los accidentes
Los recientes hechos del Japón, en la central de Fukushima, han reactivado la discusión sobre la conveniencia o inconveniencia de la utilización de la energía nuclear con usos pacíficos y, en especial, para la generación eléctrica. El pronto avance argentino en la materia, sumado a los constantes cambios de política, han generado además de ciencia, atraso en la aplicación de medidas de seguridad, obsolescencia de equipos, sistemas, materiales, al parecer por informes que no han logrado trascender, y porque muchos de los científicos capacitados para exponer del tema son a la vez empleados por la CNEA, por lo cual la información aparece a cuenta gotas, lo cual genera mayores incertidumbres al respecto.
El país cuenta con la Central de Atucha “I” -en realidad, es Atucha única- y está en desarrollo desde hace demasiado tiempo “Atucha II”. La otra central es la de “Embalse” en la Provincia de Córdoba, junto a un lago embalsado. También se hicieron desarrollos en la estación Constituyentes y en el municipio de La Matanza, donde en 1983 hubo un accidente que provocó heridos y muertos [1]

¿La Argentina está fuera del riesgo sísmico, con uso atómico?

Recordemos algunos accidentes atómicos argentinos, ya que por lo que estamos viendo en el Japón, los factores ambientales y geológicos se suman a las fallas humanas, en el tema atómico.
1.- El 30 de junio de 1983 la central nuclear de Embalse sufrió un grave incidente que no llegó a descargar material radiactivo al ambiente. Sin embargo se hablo de “fallas en el diseño, errores en los documentos y procedimientos, y desaciertos en la organización interna”.
El IRS, que es la oficina de las Naciones Unidas con sede en Austria que centraliza los informes sobre incidentes, dice esto.
La CNEA, ocultó por tres años en comunicar lo sucedido al IRS y dicho hecho vio la luz la revista Der Spiegel, que tuvo acceso a 250 informes secretos, lo publicó en Alemania en 1987.
2.- El segundo accidente nuclear Argentino fue el ocurrido en el reactor RA-2 el día 23 de septiembre de 1983, al parecer por una grave falla humana y que desencadenó una excursión de potencia en el reactor de investigación denominado RA-2, el cual se encontraba emplazado en el Centro Atómico Constituyentes, una dependencia de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) ubicada en el partido de General San Martín al 1400 de la Avenida General Paz, límite entre dicha jurisdicción y la Ciudad de Buenos Aires. Las personas del lugar (Villa Maipú, San Martín) rememoran que es dicha época murió una cantidad anormal de personas de cáncer, que vivían en las inmediaciones.
Nunca hubo una evaluación oficial al respecto. Hasta el día de la fecha, este ha sido el accidente de mayor gravedad ocurrido en la historia del desarrollo nuclear argentino, con consecuencias letales para el técnico a cargo de los ensayos, además de otras 17 personas, en principio y de manera oficial, fueron afectadas por diferentes niveles de irradiación. Muchos años antes El RA-2 ya estuvo en estado crítico, ello en Julio de 1966 [2].

Los riesgos concretos
Además de las teorías de Richter, quien supo embaucar a Juan D. Perón en los ‘50, y el legado de la Isla Huemul, base para la formación del Instituto Balseiro, siempre existió una atracción por lo nuclear, la supuesta “pertenencia” al “club” que dominaba la ruptura del átomo, y que funcionaba más que nada como una propaganda, más que como hechos concretos en beneficio del pueblo argentino. Los gobiernos de facto dictatoriales, mal llamados militares, siempre pusieron mucho presupuesto y empeño en engordar el mito nuclear. Existen grandes riesgos, a pesar que sean ocultados sistemáticamente por todas las administraciones, según expone el Ingeniero Montenegro, especialista en el tema y con un libro escrito (2).
Para Montenegro: “... Hay que entender porqué Argentina no está exenta de tener un accidente nuclear nivel 7 en la escala INES - el pero posible-...” y luego se explaya: “Si los gobiernos de la nación y algunas provincias no aprenden la lección de Fukushima estaremos condenados a repetir sus mismos errores. Solo que después de grandes accidentes nucleares no suele haber una segunda oportunidad”.


1.- Actividad sísmica:

es un mito, por ejemplo, que la zona de Embalse Rió Tercero no sea zona “sísmica” actividad sísmica. La central de Embalse en Córdoba está localizada sobre la falla de Santa Rosa, en una región donde ya se han registrado movimientos sísmicos importantes: magnitud 5,5 e intensidad VII en 1947 y magnitud 6,0 e intensidad VIII en el año 1934. La “falla del frente occidental de la Sierra Chica” se extiende desde Carlos Paz hasta Berrotarán y Elena. Su potencial peligro respecto de la generación sísmica es desconocida. En la región también se encuentra la falla de Las Lagunas, cercana a Sampacho -localidad destruida por un sismo en 1934- que llega hasta Río Cuarto. En conclusión embalse es sísmico y peligroso. Viven en la zona de influencia, 4 millones de personas. Por supuesto, la CNEA salió a través de la inefable TELAM (pasquín de un gobierno antes que una agencia oficial) a negar que lo de Japón pueda pasar en nuestro país... La mentira o la incorrección difundida con método, un clásico de la maquiavélica rosca gobernante (2).
2.- Fallas técnicas:

según informes técnicos sustentados, “los reactores Candu tienen fallas inherentes a su diseño que explican por ejemplo las numerosas descargas de agua pesada radiactiva descargadas al lago de Embalse, que habrían ocurrido en febrero-marzo de 1986, agosto de 1987, septiembre de 1987, diciembre de 1987, diciembre de 1995 y octubre de 2003. Los Candú son particularmente sensibles a ciertos tipos de accidentes. El reactor nuclear Candú de Embalse tiene problemas que le son propios: 1) Mayor probabilidad de pérdida de agua pesada desde el circuito primario dada la complejidad de su tubería. 2) El reaprovisionamiento de combustible mientras continúa funcionando el reactor introduce factores adicionales de riesgo. 3) Las sucesivas fallas y roturas de los tubos de presión está relacionada con la misma aleación de Zirconio-Niobio utilizada en las tuberías de Chernobyl. 4) La combinación de uranio natural-agua pesada tiene serias implicancias en materia de seguridad. El coeficiente de reactividad es positivo, de allí que cualquier accidente que ocasione la pérdida de refrigerante pueda acarrear escape de energía. 5) El uso de agua pesada genera grandes cantidades de Tritio 3 radiactivo, y el uso generoso de Zirconio en el núcleo tiene como consecuencia un elevado potencial de reacción Zirconio-vapor de agua. 6) No está diseñado para soportar los peores accidentes que involucran extensas reacciones de Zirconio-vapor de agua, explosiones de hidrógeno y vapor de agua, y ruptura de las modalidades comunes de los ciclos de enfriamiento primarios y secundarios dentro de la contención” [2].

3.- Residuos de la muerte:

embalse tiene dos sitios extremadamente peligrosos, dice Montenegro, uno muy protegido por “barreras de ingeniería”, el corazón del reactor, y otro menos protegido estructuralmente, el depósito de combustible nuclear agotado. Allí están depositadas las barras de descarte, altamente radiactivas, que se produjeron durante sus 28 años de operación (1983-2011). Al final de su vida útil estaría acumulando más de 120.000 barras que mantienen su peligrosidad durante 1.000 a 1.500 siglos. La situación en Atucha I es similar. Si un Boeing 767 impactara contra esos depósitos, el combustible nuclear se fragmentaría y los residuos radiactivos, transportados en altura por la corriente convectiva del incendio, podrían diseminarse. El viento generaría sucesivas “plumas de contaminación” o nubes. Chernobyl y Fukushima han mostrado que esta contaminación puede afectar zonas muy extensas, incluso a gran distancia de los reactores accidentado [2].
4.- Contaminación de las aguas:

Embalse por ejemplo libera al lago, entre otros, Tritio 3, Zirconio 95, Cesio 137 y 134, Estroncio 90, Cromo 51, Niobio 95, Cerio 141 y 144, Gadolinio 153, Iodo 131, Rutenio 106 y 103, Cobalto 60, Antimonio 125, Bario 140, Manganeso 54, Plata 110 M, Zinc 65 y Curio 51. El aire -en tanto- recibe Tritio 3, Xenón 133, Xenón 135, Kriptón 85, 85 M y 88, Niobio 95, Zirconio 95, Cerio 144, Rutenio 103. Cerio 141, Antimonio 124 y 125, Cobalto 60, Hierro 59, Plata 110 m y Iodo 131. Todos son de riesgo y dado que algunos tienen vidas medias largas como el Tritio 3 (12,3 años), el Cesio 137 (30,1 años), el Estroncio 90 (28,7 años) y el Cobalto 60 (5,2 años) es muy posible que se hayan acumulado en las cadenas alimentarias del lago y del suelo. El Cesio 137, químicamente similar al potasio, ingresa por ejemplo en tejido muscular y el Estroncio 90 -similar al calcio- en tejido óseo. Dado que el gobierno de la provincia de Córdoba no controla a NASA -la operadora de la central- se ignora lo que está sucediendo. En Atucha I -donde las principales descargas se vuelcan al río Paraná- la situación es parecida” [2].

Atucha II, mejor no construirla... mejor dejar de subsidiar tanta corrupción
Hace 30 años que existe el proyecto de la “siempre casi terminada” Atucha II. El Ingeniero, Héctor Rodríguez Salas recomienda, directamente, dejar de gastar esfuerzos en centrales atómicas: “las centrales atómicas funcionan con mucho calor y eso acorta su tiempo de vida útil, todo lo contrario de una central hidráulica que trabaja con agua”.
Para la Organización “Greenpeace” [3] no están claros los objetivos del desarrollo nuclear en muchos países del tercer mundo. Además de la especulación bélica, en muchos casos no resulta redituable sus otras aplicaciones, salvo las medicinales, dado que el costo total de la obtención de energía eléctrica, y de acuerdo a parámetros modernos de tratamientos de residuos. Para Greenpeace, Argentina debe “desnuclearizarse” para permitir crecer una nueva matriz energética: se deben suspender los proyectos de expansión de la actividad nuclear ya que son gigantescas fuentes de dilapidación de recursos económicos escasos del Estado Nacional. Ponen también de resalto que “cada KWH producido por energía nuclear es de un costo económico mucho más elevado que cualquier otra fuente energética”.
También influyen factores políticos, como el desastre de la política energética del gobierno kirchnerista, quienes habrían ocultado los altos costos de producción y construcción, a través de los subsidios y permanentes erogaciones: “... y mediante las cuales el Estado Nacional que cubren las deficiencias económicas y pasivos ambientales en toda la cadena de producción nucleoeléctrica: minería de uranio, fabricación de combustibles nucleares, operación y mantenimiento de centrales atómicas y absorbiendo el pasivo económico y ambiental de los residuos nucleares e instalaciones que quedarán en desuso”.
Atucha “II” terminará costando más de U$S 4.000 millones de dólares, una enormidad, un verdadero monumento a la corrupción de la democracia.
Valga como paradoja que Atucha II fue un proyecto de la dictadura militar de Videla, Viola y Galtieri. Los contratos para la construcción de Atucha II fueron firmados en mayo de 1980 y ratificados por la Junta Militar en julio de ese año.
La idea energética, como parte de un plan de desarrollo atómico que hoy ya no existe, dado que existen “otros parámetros” muy diferentes a nivel global por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) se ha observado que el diseño de Atucha II es absolutamente impropio en la era post-Chernobyl. Atucha II debería ser totalmente rediseñada y mejorados los sistemas de seguridad, lo que implicaría una enorme inversión y desarrollo, cosa que no podemos afirmar que esté ocurriendo.

Atucha III

La errática política energética Argentina ha llevado a una crisis por la cual el país se ve obligado a importar petróleo y gas. La producción energética no alcanza y se debe “repacificar” con gas líquido importado a precios extraordinarios. Esta desgracia producto de la política Menemista junto a socios menores como los Kirchner y futuros kirchneristas por el Señor Parrilla de Neuquén (que festejaron la venta de YPF y Gas del Estado) producen el paradojal efecto de “fomentar” indirectamente la ampliación de una base de generación inapropiada, costosa, peligrosa y cara. Según Greenpeace, Atucha II costará en definitiva U$S por cada Kilovatio que sea instalado, un verdadero disparate.
Hoy, se habla de seguir adelante, sin haber siquiera evaluado los accidentes como el de Chernobil y el de Fukushima, ni que el Congreso haya debatido al respecto. Existen anuncios sobre la promoción del complejo tecnológico de la Comisión Nacional de Energía Atómica en Pilcaniyeu, provincia de Río Negro, se quiere reciclar Embalse (alargar su vida útil) y avanzar con la construcción de la denominada cuarta central que también se emplazaría en la localidad de Zarate, con el consabido riesgo de contaminación.
Mientras muchos ponían el ojo sobre el problema Botnia, los uruguayos también reclamaron por Atucha, a través del parlamentario izquierdista Jorge Saravia, que respondía al entonces presidente Tabaré Vázquez, agregando informes contrarios al respecto. Así, denunciaban el peligro de que la central a los pies del Paraná se transforme en otro “Chernobil”.
Todos los gobernadores argentinos, los más prebendarios y corruptos aún, quieren su “juguete nuclear”... Al noreste del país, la nación y el gobierno de Formosa pretenden instalar junto al río Paraguay un reactor Carem de 150 MW. Se desconocen los estudios de impacto ambiental y no ha habido consultas públicas. Este reactor es experimental... nunca se armó un reactor de tales potencias y características.
Resulta llamativo que el gobierno argentino -y Formosa- siga adelante con este proyecto experimental sin haber consultado previamente al gobierno de Paraguay y sin que se conozca la posición de los paraguayos (2).

Conclusiones: el mundo propone frenar y revisar, la Argentina no

Mientras todo esto ocurre, Alemania a través de su canciller, Ángela Merkel, aplazó por tres meses la extensión de la vida útil de 17 reactores nucleares, y un día después paralizó “temporalmente” las 7 centrales más antiguas de Alemania. Hasta el 17 de marzo de 2011, 10 de los 31 países que poseen reactores nucleares de potencia anunciaron la paralización de nuevos proyectos y dispusieron una profunda revisión de su seguridad (2). El presidente Barack Obama pidió que Estados Unidos examine “cómo mejorar la seguridad y el desempeño de sus centrales nucleares” [5] y hasta Hugo Chávez también anunció la suspensión del incipiente programa para construir una planta nuclear con fines pacíficos en Venezuela.
Un accidente nuclear en la Argentina es posible, y se verá incrementado con los nuevos emprendimientos y las “prolongaciones de vida” que los técnicos pretenden tanto en Embalse como en Atucha. En esta localidad, un accidente 6 ó 7 en la escala INES es posible, y dada la proximidad de Lima, Zárate a la Ciudad de Buenos Aires una “pluma” radioactiva solo llegaría en horas a una ciudad inmensa y sin ningún tipo de prevenciones, tanto para afrontar la crisis como para apagar los riesgos de derrames o explosiones.
En realidad, el problema ya está con nosotros. Según datos de la Autoridad Regulatoria Nuclear (1998) los valores de Tritio 3 en aguas del Embalse de Río Tercero, en Córdoba, son 32 a 520 veces más altos que los medidos en el río Paraná en inmediaciones de Atucha I. Las cifras de Tritio 3 en el agua potable que consumen los pobladores de Embalse, en tanto, son 34 a 367 veces más altas que las registradas en agua subterránea (potable) de pozos situados 5 kilómetros al sur de Atucha I (provincia de Buenos Aires) (2).
Sólo queda rezar porque Fukushima no se repita en “Fuku-Lima”...

REFERENCIAS:
[1] Accidente nuclear del reactor RA-2
[2] Fukushima está más cerca de lo que creemos
Montenegro, R.A. 2007. “The nuclear program of Argentina and the creation of nuclear-free zones for reducing risks of nuclear facilities”. In: “Updating International Nuclear Law”, Eds. H. Stockinger, J. Van Dyke, M. Geistlinger, S. K. Fussek y P. Marchart, Ed. NW Verlag, BMW Berliner Wissenschaftsverlag & Intersentia, Wien-Graz, pp. 259-284.
- Dr. Prof. Raúl A. Montenegro es Biólogo, profesor titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba. Presidente de la Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM) y Premio Nobel Alternativo 2004 (RLA, Estocolmo, Suecia)
raulmontenegro@flash.com.ar
[3] Situación Argentina
[4] Atucha II será el próximo Chernobyl
[5] “Lo mejor sería frenar la construcción de Atucha II”
[6] http://www.ines.es/


Fuente:
José Terenzio
Voz Entrerriana
Publicado por Brad Hunter en 05:15  

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