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miércoles, 14 de diciembre de 2011

¿PARA QUE QUEREMOS TANTA LUZ?


La contaminación lumínica

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El Mundo de noche


Una gran cantidad de hogares en las grandes ciudades se ven obligados a convivir cada noche con las   luces de faroles, bombillas eléctricas, letreros luminosos, reflectores, y toda una serie de diversas aberraciones lumínicas colándose en los dormitorios

Lo que pocos advierten es que esa  luz a destiempo, constituye una agresión; sobre todo por las alteraciones que produce en los ciclos día-noche y en el ciclo lunar; básicos de todo ser vivo
La falta de oscuridad en el ambiente durante la noche puede causar insomnio, irritabilidad  y cansancio
En el Trinity College calcularon que una décima parte del población mundial tiene atrofiada la capacidad de visión nocturna, ya que en ningún momento hay la oscuridad suficiente como para que entre en acción este mecanismo del ojo. Por otra parte es interesante consignar que investigaciones realizadas en EEUU apuntan hacia una conexión entre las lámparas de vapor de mercurio (luz blanca) y mayores índices de agresividad.
Recientemente, se ha descubierto que el uso de luces tipo "led" en habitaciones de niños pequeños es desaconsejable porque produce alteraciones en el sueño.

También se ha relacionado la exposición nocturna a la luz artificial con mayores tasas de cáncer de mama. Los científicos del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU manejan la hipótesis de que la luz que golpea la retina a todas horas, sin cesar en las horas del sueño, reduce la producción de melatonina; hormona con propiedades anticancerígenas

La contaminación lumínica cada vez se hace mayor; a tal punto que, según el Atlas Mundial de Resplandor Nocturno, el 97 por ciento de las poblaciones de Europa y EEUU nunca tienen su cielo con menos luz que el de la luna media y en las ciudades el halo luminoso puede elevarse hasta los 20 km del suelo
Ésto afecta también la vida de pájaros e insectos que se desorientan con las luces o alteran sus ciclos reproductivos, e impide la visión del cielo nocturno a cada vez mas habitantes de las ciudades

Esta destrucción del paisaje celeste implica  consecuencias culturales y humanas:  la imposibilidad de contemplar el cielo desde las ciudades priva  al individuo de un contacto directo con el universo, En las sociedades rurales, en otras épocas , la presencia del firmamento y sus fenómenos era algo con lo que, tradicionalmente, se convivía. Los ciclos cósmicos y su vinculación con la agricultura y la tradición han generado a lo largo de los tiempos un rico patrimonio cultural  que está desapareciendo 

El conocimiento de las constelaciones, con todas sus historias ; su posición en el cielo en relación con la época del año; su relación con las tareas agrícolas;  la posibilidad de observar fenómenos celestes como lluvias de estrellas, cometas y todo el  tesoro de leyendas construido alrededor de la contemplación del firmamento constituyen hoy algo perdido

Y podríamos llegar a decir que el desarraigo que afecta al hombre en la ciudad  no es sólo consecuencia de su falta de contacto con la naturaleza, sino también de la pérdida  del sentido de su existencia en relación con el cosmos.




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