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viernes, 3 de junio de 2011

¿Un contestatario en el arca de Noé ?..., el cuervo



EL DILUVIO


 


Robert Graves y Raphael Patai,
 Los mitos hebreos


". Advertido por Dios de que se acercaba el Diluvio, Noé difundió la noticia entre la humanidad, y predicaba el arrepentimiento a dondequiera que iba. Aunque sus palabras quemaban como antorchas, la gente se burlaba de él : "¿Qué es ese diluvio? Si es un diluvio de fuego, tenemos alitha (¿amianto?) que es inmune a él ; si es un diluvio de agua, tenemos láminas de hierro para contener cualquiera inundación que pueda brotar de la tierra.
Contra el agua del cielo podemos utilizar un aqeb (¿toldo?)" Noé les advirtió entonces: "¡Pero Dios enviará aguas que burbujearán bajo vuestros pies!" Ellos se jactaron: "Por grande que sea ese diluvio, nosotros somos tan altos que el agua no podrá llegarnos al cuello; y si Él abriese las compuertas de Tehom nosotros las cerraremos con las plantas de nuestros pies"
. Dios ordenó a Noé: "Hazte un arca de maderas resinosas, divídela en compartimientos y la calafateas con pez por dentro y por fuera. ,. Entraréis en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo. -. De todos los animales puros toma dos setenas, machos y hembras, y de los impuros, dos parejas, machos y hembras. También de las aves puras dos setenas, machos y hembras, para que se salve su prole sobre la haz de la tierra toda". También debía proporcionarles alimentos de toda clase. Noé pasó cincuenta y dos años construyendo el arca; trabajaba lentamente con la esperanza de demorar la venganza de Dios3.
. Dios mismo diseñó el arca,  (...). Ciertas ánimas errantes entraron también en el arca y se salvaron. Un par de monstruos demasiado grandes para cualquier compartimiento sobrevivieron, sin embargo: el búfalo, que nadaba detrás, con el hocico apoyado en la popa, y el gigante Og. Este era hijo de Hiya y de la mujer que luego se casó con Cam y que suplicó a Noé que mantuviera la cabeza de Og fuera del agua dejándole que se asiese a una escala de cuerdas. En agradecimiento, Og juró que sería esclavo de Noé, pero aunque Noé lo alimentó compasivamente a través de una portañola, reanudó luego sus maldades.
. Cuando Noé comenzó a reunir a los animales se sintió desanimado por su tarea y preguntó: "Señor del Universo, ¿cómo voy a realizar esta gran cosa?" Inmediatamente el ángel guardián de cada clase descendió del Cielo y, llevando una canasta llena de pienso, todos los animales fueron conducidos al arca de modo que cada uno pareció haber ido guiado por su propia inteligencia natural.
Llegaron el mismo día en que murió Matusalén a la edad de novecientos setenta años, una semana antes que comenzara el Diluvio; y Dios designó ese tiempo de aflicción como un tiempo de gracia durante el cual la humanidad todavía podía arrepentirse.
Luego ordenó a Noé que se sentara junto a la puerta del arca y observara a cada criatura cuando se dirigía hacia él. Los que se agachaban en su presencia debían ser admitidos y los que permanecían erguidos debían ser excluidos.(...) Dios había decidido destruir a todas las criaturas, excepto a las que obedecían Su voluntad6.
 La tierra se estremeció, sus cimientos temblaron, el sol se oscureció, comenzó a relampaguear y a tronar y una voz ensordecedora, otra igual a la cual nunca se había oído hasta entonces, rodó a través de las montañas y las llanuras. Así trató Dios de aterrorizar a los malhechores para que se arrepintieran, pero sin conseguirlo. Eligió el agua más bien que el fuego como el castigo apropiado para sus vicios execrables y abrió las compuertas del Cielo separando a dos Pléyades; así dejó que las Aguas de Arriba y las de Abajo —los elementos masculino y femenino de Tehom, que había separado en los días de la Creación— se reunieran y destruyeran el mundo en un abrazo cósmico.
El Diluvio comenzó en el día decimoséptimo del segundo mes, cuando Noé tenía seiscientos años de edad. Él y su familia entraron en el arca y Dios mismo cerró la puerta tras ellos. Pero ni siquiera Noé podía creer todavía que Dios iba a destruir una obra tan magnífica y en consecuencia había esperado hasta que las olas le cubrieron los tobillos7.
. Las aguas cubrieron rápidamente toda la tierra. Setecientos mil malhechores se reunieron alrededor del arca y gritaban: "¡Abre la puerta, Noé, y déjanos entrar!" Noé les gritó desde dentro: "¿No os insté a que os arrepintieseis durante los últimos cientos veinte años y no quisisteis escucharme?" "Ahora nos arrepentimos", contestaron. "Es demasiado tarde", dijo él.
Los otros trataron de derribar la puerta, y habrían volcado el arca si una manada de lobos, leones y osos rechazados que trataban también de entrar no hubieran despedazado a centenares de ellos y dispersado a los demás- Cuando las Aguas de Abajo de Tehom se elevaron, los malhechores primeramente arrojaron los niños a los manantiales con la esperanza de obstruir su corriente y luego subieron a los árboles y colinas. Siguió lloviendo torrencialmente y pronto la creciente levantó el arca, hasta que por fin quedó flotando a quince codos sobre las cumbres más altas, pero tan zarandeada por las olas que todo lo que contenía era lanzado de un lado a otro como las habichuelas en una olla hirviente. Algunos dicen que Dios calentó el diluvio en las llamas del abismo y castigó la lujuria vehemente con agua escaldante; o hizo que lloviera fuego sobre los perversos; o dejó que las aves que se alimentan de carroña les arrancaran los ojos cuando nadaban.
 Una perla que colgaba del techo del arca brillaba tranquilamente sobre Noé y su familia. Cuando su luz palidecía, sabía que había llegado el día; cuando brillaba, sabía que se acercaba la noche, y así nunca perdió la cuenta de los sábados. (...).
. Durante los doce meses siguientes ni Noé ni sus hijos durmieron, pues estaban continuamente ocupados con sus tareas. Algunos animales estaban acostumbrados a comer a primera hora del día o de la noche; otros en la segunda, tercera o cuarta hora, e inclusive más tarde; y cada uno esperaba el pienso que le correspondía: el camello necesitaba paja; el asno, centeno; el elefante, sarmientos; el avestruz, vidrios rotos- Pero, según un relato, todos los animales, aves y reptiles y el hombre mismo subsistieron con un solo alimento: pan de higo.
. Noé suplicó: "¡Señor del Universo, sácame de esta prisión! Mi alma está cansada del hedor de los leones, los osos y las panteras'5. En lo que respectaba al camaleón, nadie sabía cómo alimentarlo, pero un día Noé abrió una granada y salió de ella un gusano que devoró ese animal hambriento. En vista de ello amasó tallos de espinos de camello, hizo una torta y alimentó al camaleón con los gusanos que criaba. Una fiebre mantuvo a los dos leones enfermos durante todo el tiempo; no atacaban a los otros animales y comían pasto como los bueyes. Al ver que el fénix se hallaba acurrucado en un rincón, Noé le preguntó: "¿Por qué no has pedido comida?" "Señor —contestó— tu familia está ya bastante ocupada y no quiero causarle molestias". Noé bendijo al fénix diciendo: "¡Quiera Dios que nunca mueras!".
. Noé había separado a sus hijos de sus esposas y prohibido los ritos maritales: mientras el mundo era destruido no debían pensar en llenarlo de nuevo. Prohibió lo mismo a todos los animales, aves y reptiles. Sólo desobedecieron Cam, el perro y el cuervo. Cam pecó para salvar a su esposa de la deshonra: si no se hubiera acostado con ella, Sem y Jafet se habrían enterado de que iba a tener un hijo engendrado por el ángel caído Shemhazai. También castigó al perro uniéndolo vergonzosamente a la perra después de la copulación; y al cuervo haciendo que inseminara a la hembra por el pico .
 Cuando pasaron ciento cincuenta —según algunos cuarenta— días Dios cerró las compuertas del Cielo con dos estrellas tomadas de la Osa Mayor. Ésta todavía persigue a las Pléyades por la noche gritando: "¡Devolvedme mis estrellas!" Luego envió un viento que hizo que las aguas de Tehom se derramaran por el borde de la Tierra y el Diluvio fue disminuyendo lentamente. El día veintisiete del séptimo mes el arca se asentó sobre los montes de Ararat. El día primero del décimo mes aparecieron las cumbres de los montes. Pasados cuarenta días más abrió Noé la ventana que había hecho en el arca y ordenó al cuervo que saliera y trajera noticias del mundo exterior. El cuervo replicó insolentemente: "Dios, tu señor, me odia, y tú también. ¿No fueron sus órdenes: 'Toma siete de todos los animales puros y dos de todos los impuros?' ¿Por qué me elíjes para esta misión peligrosa cuando mi compañera y yo somos solamente dos? ¿Por qué no utilizas a las palomas, que son siete? Si yo muriese de calor o frío el mundo se quedaría sin cuervos. ¿O es que codicias a mi hembra?" Noé exclamo: "¡Oh, malvado! Hasta mi esposa me está prohibida mientras estamos a bordo. ¿Cuánto más tu hembra, criatura que no es de mi clase?" Al oír eso, el cuervo se ocultó- Noé registró el arca con cuidado y al poco tiempo encontró al tunante oculto bajo el ala del águila y le dijo: "¡Malvado! ¿No te ordené que salgas para ver si han bajado las aguas? ¡Sal inmediatamente!" El cuervo replicó con impudencia: "Es lo que pensaba. ¡Codicias a mi compañera!" Noé, airado, exclamó: "¡Qué Dios maldiga el pico que pronunció esa calumnia!" Y todos los animales que le oyeron dijeron: "¡Amén!" Noé abrió la claraboya y el cuervo —que entretanto había empreñado al águila y a otras aves que se alimentan de carroña, depravando así sus naturalezas— salió volando, pero volvió en seguida. Lo envió otra vez y volvió también.
La tercera vez se quedó afuera saciándose en los cadáveres.
. Entonces Noé dio la misma orden a una paloma, la que como no hallase donde posar el pie, se volvió al arca, porque las aguas cubrían todavía la superficie de la tierra. Sacó Noé la mano y cogiéndola la metió en el arca. Esperó otros siete días, y al cabo de ellos soltó otra vez la paloma, que volvió a él a la tarde, trayendo en el pico una ramita verde de olivo. Conoció por esto Noé que las aguas no cubrían ya la tierra, pero todavía esperó otros siete días, y volvió a soltar la paloma, que ya no volvió más a él . El año seiscientos uno, en el primer mes, el día primero de él, comenzó a secarse la superficie de la tierra, y abriendo Noé el techo del arca miró y sólo vio un vasto mar de barro que se extendía hasta las lejanas montañas. Aun la tumba de Adán había desaparecido. El día veintisiete del segundo mes estaba ya seca la tierra y Noé pudo desembarcar. (...)"


Imágen: Paloma con rama de olivo - mosaico bizantino del siglo XII

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