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domingo, 12 de agosto de 2012

Transgénicos en tu heladera (2° parte)



Se ha comprobado que la introducción de los cultivos transgénicos en la agricultura incrementa las situaciones de pobreza, exclusión social e injusticia. Además, los transgénicos disponibles no son NI MÁS PRODUCTIVOS, NI MÁS NUTRITIVOS.
Sin embargo, los intereses económicos en juego dan lugar a todo tipo de presiones políticas por parte de las multinacionales de la biotecnología, que intentan controlar la agricultura y alimentación mundial despreciando las consideraciones sociales y ambientales.
Las investigaciones costosas asociadas al desarrollo de OMG y las reglas internacionales de protección de la propiedad intelectual crean un oligopolio de un puñado de multinacionales sobre el mercado de semillas transgénicas y privatizan el material genético que debería ser patrimonio de la humanidad.
Todo esto provoca dependencia de los agricultores hacia unas pocas multinacionales que controlan el mercado de las semillas, los productos químicos asociados y en muchos casos, gran parte de los factores de producción.
Si se llega a imponer la biotecnología como base de la agricultura mundial, la seguridad alimentaria en términos de disponibilidad de alimentos caerá en muy pocas manos, impidiendo que se alcance la soberanía alimentaria de los pueblos.


Según una -más que interesante- entrevista realizada en junio de 2008 al economista norteamericano William Engdahl por la revista “ACRES - The voice of eco-agriculture“,
“el mercado internacional de semillas y las políticas agrícolas de Bruselas, supuestamente una entidad autónoma representativa de los intereses de los agricultores, ganaderos y consumidores europeos, están controladas por la misma gente que controla la política externa estadounidense. Y es el llamado cartel semillero de las cuatro o cinco mayores compañías que tienen enorme influencia en Bruselas a la hora de dictar las cruciales políticas que han de favorecer sus intereses”.
“Estas tres o cuatro corporaciones -continúa Engdahl- pueden tener la posibilidad de patentar y potencialmente controlar el stock de semillas de toda la raza humana en una década al ritmo que van”.
“Tres de las cuatro compañías que pueden amasar este poder, DuPont, Dow Chemical y Monsanto, tienen historias atroces referentes a salud pública que se remontan hasta la guerra de Vietnam - por ejemplo, el Agente Naranja y la contaminación con dioxinas de sus propios empleados en casos documentados durante décadas, y la ocultación de estos hechos”.


¿QUIÉNES SE ENCUENTRAN DETRÁS DE ESTE “DESARROLLO” AGRÍCOLA?

Como Engdahl detalló en el libro ” Seeds of Destruction” ["Semillas de destrucción"], en 1960, la FundaciónRockefeller [que se define como "filantrópica], el Consejo de Desarrollo de la Agricultura de John D. Rockefeller III y la Fundación Ford unieron fuerzas para crear el Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI) en Los Baños, Filipinas
En 1971, el IRRI de la Fundación Rockefeller, junto con su Centro Internacional de Mejora del Maíz y del Trigo basado en México, y otros dos centros internacionales de investigación creados por Rockefeller y la Fundación Ford[en este caso definida como "caritativa"], (la IITA para la agricultura tropical, en Nigeria y el IRRI para el arroz, en las Filipinas) se combinaron para formar un Grupo Consultivo Global sobre la Investigación Internacional de la Agricultura (CGIAR).
CGIAR fue formado en una serie de conferencias privadas realizadas en el centro de conferencias de la Fundación Rockefeller en Bellagio, Italia.

Los principales participantes en las conversaciones de Bellagio fueron Jacob George Harrar de la Fundación Rockefeller, Forrest Hill de la Fundación Ford, Robert McNamara del Banco Mundial y Maurice Strong, el organizador medioambiental internacional de la familia Rockefeller quien, como fideicomisario de la Fundación Rockefeller, organizó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano en Estocolmo en 1972.
Para asegurar el máximo impacto, el CGIAR incorporó a la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO), el Programa de Desarrollo de la ONU y el Banco Mundial. Por lo tanto, a través de un apalancamiento cuidadosamente planificado de sus fondos iniciales, la Fundación Rockefeller estuvo en condiciones a comienzos de los años setenta de conformar la política agrícola global.
Y así lo hizo.

Financiado por generosas becas de estudio de Rockefeller y de la Fundación Ford, CGIAR aseguró que destacados científicos agrícolas y agrónomos del Tercer Mundo fueran llevados a EE.UU. para ‘dominar’ los conceptos de la producción de la producción del agronegocio moderno, a fin de llevarlos de vuelta a sus patrias.
Al hacerlo crearon una invaluable red de influencia para la promoción del agronegocio de EE.UU. en esos países, especialmente la promoción de la “Revolución genética” OGM en los países en desarrollo, todo en nombre de la ciencia y de la agricultura eficiente de libre mercado.

Mediante la Revolución Verde, la Fundación Rockefeller y posteriormente la Fundación Ford, trabajaron mano en mano conformando y apoyando los objetivos de política exterior de la Agencia por el Desarrollo Internacional de EE.UU. (USAID) [agencia, que con la excusa de la ayuda al desarrollo, está infiltrada en cualquier rincón del planeta.
También se autodefine como "humanitaria"] y de la CIA[¿también humanitaria y filantrópica?].

Desde decenios los mismos intereses, que incluyen a la Fundación Rockefeller que respaldó la Revolución Verde inicial, han trabajado para promover una segunda “Revolución Genética” como el presidente de la Fundación Rockefeller, Gordon Conway, la llamó hace varios años: la difusión de la agricultura industrial y de insumos comerciales incluyendo las semillas patentadas OGM.
(NOTA: es curioso encontrar aquí estas fundaciones supuestamente “filantrópicas”, que recordamos haber descubierto también durante nuestras investigaciones sobre el Informe Rockefeller sobre Población involucradas en campañas de control de natalidad, campañas masivas de esterilización, campañas abortistas [con y sin consentimiento]… en definitiva, control demográfico)

Algunos investigadores piensan que la ingeniería genética ofende profundamente los principios de la relación entre la humanidad y la naturaleza.
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EXPERIMENTOS Y RESULTADOS

Algunos experimentos sobre alimentación con transgénicos y los resultados a los que la investigación ha conducido:
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Tal vez, el caso más conocido es el del Doctor ARPAD PUSZTAI, descrito en 2005 como “uno de los únicos científicos genuinamente independientes especializados en estudios de genética de plantas y alimentación de animales”, que trabajó para el Instituto de Investigación Rowett de Aberdeen, Escocia en 1998.
Estaba encargado de estudiar patatas genéticamente modificadas (GM). Él mismo insertaba el gen en las patatas, después alimentaba ratones de laboratorio con éstas para documentar los efectos.
Pusztai emprendió el estudio creyendo en la promesa de los transgénicos, pero se alarmó con sus resultados.
Lo que descubrió es que estas patatas afectaban los órganos de las ratas y producían una depresión de sus sistemas inmunológicos. Tenían hígados más pequeños; corazones, testículos y cerebros dañados; mostraron cambios estructurales en los glóbulos blancos. Presentaron daños en el timo y bazo; tejidos agrandados en intestinos y páncreas; había casos de atrofia, así como proliferación de células que podían ser señal de mayor riesgo de cáncer en un futuro,…
Esto pasó después de diez días de experimentación y los cambios persistieron después de 110 días tras eliminar la alimentación con patatas genéticamente manipuladas.


“Hoy todos nosotros somos ratas de laboratorio en un experimento humano desenfrenado y no regulado cuyos resultados son desconocidos.Una vez llegan las semillas GM a una zona, el genio sale de la botella”.

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La doctora IRINA ERMAKOVA realizó también diversos estudios en el área de la alimentación con Organismos Genéticamente Manipulados (OGM).
Irina Ermakova es doctora en Biología, científica líder del Instituto de Alta Actividad Nerviosa y de la Academia Rusa de Ciencias de Neurofisiología miembro de la Asamblea de Mujeres Ecologistas de Rusia. En su web, manifiesta en la línea de otros científicos: “La distribución masiva de OGM’s, que afecta negativamente al medioambiente, es un enorme experimento ecológico de resultados desconocidos”.
Recuerda que otros científicos, repetidamente han alertado del riesgo de los transgénicos para el entorno e  insiste en que el efecto negativo de los OGM ha sido demostrado a través de diversas investigaciones en animales. Así, las larvas de la mariposa Monarca, Danaus plexippus, anidada en hojas impregnadas de polen de maíz Bt, comían menos, se desarrollaban más lentamente y sufrían mayor mortalidad que las larvas que anidaban en hojas impregnadas con polen de maíz no manipulado o en hojas sin polen.
“Nuestros experimentos revelaron que se reforzaba la ansiedad en ratas y aumentaba la mortalidad de las ratas recién nacidas en primera generación después de añadir soja genéticamente manipulada (Roundup Ready, RR - Monsanto) en la comida de las hembras (antes de la gestación, durante la gestación y la lactancia)”.
“Investigaciones experimentales en ratones nos demostraron que el ADN extraño ingerido puede persistir en forma fragmentada en el tracto intestinal, puede penetrar las paredes intestinales y alcanzar el núcleo de los leucocitos, el bazo y células del hígado.”
“El ADN oralmente ingerido por la rata preñada, fue descubierto en la sangre (leucocitos), bazo, hígado, corazón, cerebro, testículos y otros órganos del feto y los individuos recién nacidos. Así pues, la ingesta de ADN extraño por la madre, puede provocar potenciales mutaciones en el desarrollo del feto”.
“Más de la mitad de las ratas recién nacidas (51,6%) de la primera generación [de ratas alimentadas con soja trasngénica] murieron durante las primeras tres semanas de vida, y de aquellos individuos que consiguieron sobrevivir, más de un tercio alcanzaron un tamaño y peso entre 1,5 y 2 veces menor al de las ratas del grupo de control [alimentadas con pienso normal sin aditivos]“.
“¡No pensábamos que el resultado fuese a ser tan negativo!”.

“Cuando tomamos las hembras y machos supervivientes de la primera generación alimentada con soja GM, no conseguimos que procrearan”.
“No esperaba que los resultados que obtuve causaran tal revuelo. Pero lo que más me sorprendió es que nadie repitiera estos simples experimentos en año y medio. Así que tuve que dirigir una nueva serie de investigaciones utilizando de nuevo, principalmente, mi propio dinero”.
“La transgenia global puede provocar la desaparición de una parte significativa de organismos vivos en el planeta, el cambio del clima, la destrucción de la biosfera. Es necesario detener la modificación genética del planeta y comenzar la restauración del medioambiente urgentemente”.


El científico y granjero alemán GOTTFRIED GLOCKNER, plantó maíz Bt176 de Syngenta, esencialmente para alimentar a sus vacas. Comenzó administrándoles un 10% de alimento GM y fue gradualmente aumentando la proporción, anotando cuidadosamente la producción de leche y los efectos secundarios.
Nada demasiado llamativo sucedió durante los tres primeros años, pero cuando aumento al 100% el alimento genéticamente modificado, sus animales comenzaron a “tener caras blanquinosas y violentos ataques de diarrea” y “la leche contenía sangre”.
Finalmente, murieron sus 70 vacas. Las vacas murieron debido a las altas dosis de toxinas.
Syngenta compensó al agricultor por sus pérdidas (40.000 euros), pero no admitió responsabilidad por la muerte de las vacas.


La DOCTORA FLORA LUNA GONZÁLEZ, médico pediatra, profesora universitaria de Ciencias Básicas y Nutrición, Doctora en Administración de Servicios de Salud, Presidenta del Consejo de Vigilancia de la AMP (Asociación Médica Peruana) y miembro del Grupo Técnico Multisectorial de ASPEC (Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios), recopila en un fabuloso trabajo gráfico toda una serie de experimentos en animales con transgénicos (maíz, soja, transgénicos,…) y algunos casos de afecciones detectadas en humanos.
En referencia a esto último, menciona el caso de trabajadores de la India expuestos al algodón Bt que desarrollaron alergias. Entre 2004 y 2005, se notificaron alergias en trabajadores agrícolas: reacciones en la piel, ojos y tracto respiratorio alto. Algunos hubieron de ser hospitalizados. Muchos de los empleados de una fábrica de algodón tuvieron que tomar antihistamínicos permanentemente durante su trabajo. Un médico trató a cerca de 250 trabajadores del algodón de los distritos afectados.

En Filipinas, según recoge la doctora Flora Luna González, en 2003, aproximadamente 100 personas que vivían cerca de un campo de maíz Bt, desarrollaron reacciones en la piel, respiratorios, intestinales y otros síntomas, debido a la emisión de polen.
Evaluaciones sanguíneas de 39 personas mostraron respuesta de anticuerpos a la toxina Bt.
Los síntomas reaparecieron en 2004 al menos en 4 aldeas que plantaron la misma variedad de maíz. Las personas que vivían en estos lugares, también atribuyeron muchas muertes de animales a este tipo de maíz.


El equipo de la doctora ANGELIKA HILBECK, investigadora del Instituto Geobotánico del Instituto Federal de Tecnología Suizo, detectó que en determinadas especies enemigas de las plagas, como el crisopo (Chrysoperla carnea), la mortalidad aumentaba notablemente y su desarrollo se retrasaba cuando se alimentaban de gusanos del barrenador del maíz criados en plantas Bt.
Es decir, cuando trazas de ese producto transgénico pasaban a la cadena alimentaria

Según se afirma en algunos medios, la recombinación de virus y bacterias podría estar dando origen a nuevas enfermedades.
La difusión de transgénicos puede estar colaborando activamente al grave problema del surgimiento de nuevas cepas resistentes de enfermedades antes controladas, como la tuberculosis y la malaria, y no se descarta la teoría del surgimiento de enfermedades nuevas como el ébola, hantavirus o VIH a partir de recombinación de retrovirus que estaban latentes.
La mayoría de los cultivos Bt - como el maíz Bt-176 de Novartis, aprobado para experiencia de campo en Uruguay - tienen un gen marcador que produce resistencia a antibióticos. El investigador Patrice Courvalin, del Instituto Pasteur de Francia, demostró que éste y otros genes marcadores similares, pueden trasmitir la resistencia a antibióticos a quienes consuman estos productos, e incluso a los humanos que consuman animales que hayan sido alimentados con pienso transgénico.
Muy común y por eso de alta gravedad, es la recombinación de bacterias E-Coli, que por su abundancia y velocidad de reproducción son muy usadas en las operaciones de transgenia. Anteriormente eran fácilmente controlables con muchos antibióticos. El surgimiento de cepas resistentes a antibióticos es un motivo de honda preocupación en círculos médicos.

En 2003, se publicó “Semillas de Decepción” de JEFFREY SMITH. En el que expuso los peligros no probadas ni regulados de los alimentos diseñados genéticamente que la mayoría de las personas comemos todos los días sin conocimiento de los potenciales riesgos para la salud.
Se han suprimido todos los esfuerzos para informar al público, se ha enterrado la ciencia fiable.

El maíz es sagrado en México, hogar de centenares de variedades indígenas que se mestizan naturalmente.
IGNACIO CHAPELA, ecólogo microbiólogo y micólogo de la Universidad de California en Berkeley, importante crítico de los lazos de dicha universidad con la industria de la biotecnología, también es el autor de un controvertido artículo publicado en la revista Nature acerca de la penetración de transgénicos en el maíz mexicano.
Chapela se refirió al descubrimiento que, él y un estudiante graduado en UC Berkeley, DAVID QUIST, hicieron en 2000 sobre la contaminación en Méjico de maíz genéticamente diseñado en violación de una prohibición gubernamental sobre este tipo de cosechas en 1998.
Chapela y Quist testearon variedades de maíz en más de una docena de comunidades del Estado de Oaxaca y descubrieron UN 6% de las plantas contaminadas con maíz GM. Oaxaca está en el lejano Sur del país con lo cual Chapela supo que si la contaminación se extendía hasta allí, es que se había extendido a lo largo de todo México.
El prestigioso periódico Nature estaba de acuerdo en publicar los hallazgos de Chapela, Fernando Ortiz Monasterio, el Director de la Comisión de Bio-seguridad de México en Ciudad de México los quiso suprimir, pero Chapela se negó.
Como resultado, fue intimidado amenazado con ser acusado de responsable de todos los daños y perjuicios ocurridos a la agricultura mexicana y su economía.


(continuará)

extractado del  Sitio Web ElProyectoMatriz
y de http://eco-salta.blogspot.com.ar/2012/05/


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