Dunas de la bahía de Findhorn |
Era el año 1962 cuando los ingleses Peeter y Eileen Caddy fueron despedidos de su trabajo en la gerencia de un hotel escocésEn vez de lamentarse y gemir plañideramente ante su cruel destino, la pareja optó por acomodarse, junto con sus tres niños en una casa rodante, cerca de Findhorn, (Costa Noroeste de Escocia), un camping solitario, estéril y arenoso; y entonces ese terreno yermo donde casi nada podía crecer comenzó a transformarse en un curioso vergel donde hortalizas y flores crecían y prosperaban contra toda opinión de los ingenieros agrónomos del Estado
¿Que había pasado?
Simplemente que Peeter, Eileen y Dorothy Mac Lean (una amiga que se unió a la pareja) aprendieron a ponerse en contacto con el espíritu de las plantas; lo cual parecía absurdo; pero resultó en una cosecha prodigiosa incluyendo 21 kilos de brócoli, 30 kilos de repollo en los comienzos !!!
Enterados de esto los ingenieros agrónomos visitaron el lugar para analizar esas extrañas tierras arenosas; esperaban encontrar nutrientes específicos que hubieran hecho fértiles a esas únicas parcelas ; pero para su asombro no encontraron nada que no estuviera en otras áreas de la yerma región, solo arena y piedras en una tierra extremadamente pobre
Peeter, Eileen y Dorothy continuaron con su trabajo; a mano, de un modo arduo y esforzado fueron limpiando el terreno de piedras y buscaron materia orgánica para fertilizar la tierra Sembraban guiándose con la voz interior de Eileen que daba instrucciones precisas del espíritu de las plantas .Los "devas", esos seres celestiales, de Luz. se comunicaban tanto con ella como con su amiga Dorothy
Bajo sus instrucciones, siguiéndolas ciegamente por mas absurdas que parecieran, ellos comenzaron a dar vida a una maravilla vegetal en una experiencia de vida en comunión con la naturaleza que luego sería mundialmente conocida.
"Sabemos que todo está vivo y relacionado entre sí. Somos la tripulación esencial en la nave espacial Tierra" -dijeron; y desprovistos de todo recurso económico, pero habitados por esa gran fe desarrollaron una forma pionera de vivir, movidos por la convicción de que todo es posible cuando uno actúa escuchando el ser interior y a los espíritus de la naturaleza.
Las primeras historias que se recibieron de Findhorn hablaban de un grupo de personas que meditaban, se comunicaban con las devas de la naturaleza, le hablaban a las plantas y conseguían resultados espectaculares
Su ejemplo atrajo mucha gente de todas las latitudes, algunos de los cuales se instalaron en remolques en el lugar, y Findhorn se fue convirtiendo con el tiempo en una comunidad espiritual, eco-aldea y centro de formación., hasta llegar a constituirse en una experiencia premiada, reconocida por la ONU como modelo de asentamiento humano, y en torno a la cual se han formado 34 organizaciones de carácter global, que incorporan las tecnologías de punta en materia de medio ambiente.
Pero en los comienzos de Findhorn no existían las ecoaldeas, ni la preocupación ecológica, o el interés por los habitats sustentables y la gente de Findhorn fue creando esta conciencia desde la nada o tal vez desde ese su encuentro con el propio espíritu de las plantas.
Todos estos aspectos están todavía vigentes en Findhorn. la comunidad funciona muy bien, con 300 habitantes y cientos de visitantes que asisten semanalmente a una gran variedad de programas. Eileen en su libro dijo alguna vez que: " Findhorn es la historia extraordinaria que vivió un grupo de gente ordinaria."
En el año 1975 la Fundación Findhorn se dio el lujo de comprar el hotel en donde 13 años antes habían sido despedidos Eileen y Peeter.
Ahora bien ¿cómo fue que se logró todo esto? Paty Silo, de quien hemos tomado referencias para ese post , reflexiona lo siguiente:
"Algunos científicos comienzan a admitir que la conciencia se encuentra a nivel de la trama espacio-tiempo en una unidad subyacente del ser que se asemeja a lo que las tradiciones védicas llaman Brahman. Esto implicaría la no dualidad, la no separación entre mente y materia y el entrelazamiento entre todos los seres vivos y el cosmos. Las personas que crearon Findhorn llevaron a la práctica, sin conocerlos, estos principios. De un arenal sin materia orgánica lograron producir una tierra fértil. Pusieron su fe, su mente, su atención conciente en ese suelo para cargarlo de energías de vida. Sus manos fecundaron las dunas con los minerales y nutrientes que se necesitaban. No eran expertos, eran personas de mucha fe que sí tenían entrenamiento espiritual: sabían escuchar de otra manera, estar abiertos a los mensajes sutiles de la tierra y de las plantas. Un trabajo de conciencia.
Lo mas conmovedor de los testimonios recogidos en Findhorn es el respeto y amor que ellos sentían por la naturaleza. No sólo las plantas, también las fuerzas de la naturaleza (el agua, el aire, la tierra, el fuego), y los animales. Por la latitud en que se encontraban, la naturaleza les podría haber parecido adversa. En lugar de luchar contra ella, los pioneros de Findhorn fueron buscando formas de habitar y fecundar el entorno. No usaron nunca pesticidas ni fertilizantes químicos. Con mucho esfuerzo recogían desechos orgánicos de los campos vecinos y poco a poco fueron produciendo su propio compost. Y cuando se trató de podar o desmalezar lo hicieron en una estrecha sintonía con la planta.
Como dice el lema de Findhorn: El trabajo es el amor en acción
Para los escépticos los principales hitos de la historia de esta comunidad son incomprensibles. ¿Cómo un puñado de personas sin recursos que cultiva un jardín en un camping puede en pocos años haber adquirido la tierra, construído las casas, los huertos, las empresas y escuelas que hoy conforman la Findhorn Foundation? En realidad no hay una respuesta lógico racional a esta pregunta. Cada una de las realizaciones tiene su propia historia que es casi como una anécdota.(...) de lo que se trata aquí es de la capacidad que tiene el ser humano de manifestar una realidad. Aunque Peter y Eileen habían sido formados en una escuela cristiana de pensamiento positivo, estas experiencias no resultaron de una simple focalización en el objeto deseado.
Los “milagros” de Findhorn apuntan a un proceso complejo de sintonía, de resonancia con la forma en que se despliega la vida. Si por manifestar entendemos volver visible algo invisible, la intención puesta en un propósito superior, con absoluta fe y fusión con el proceso de convertirlo en realidad hace que lo abstracto se vuelva concreto, que lo potencial se vuelva real, que lo inesperado ocurra…
La sustentabilidad de la comunidad de Findhorn no tiene tanto que ver con las características materiales de la eco aldea (producción local de alimentos, energías renovables, etc) como con la convicción de sus miembros que la vida es sagrada, que somos co-partícipes de la creación, y que al fin de cuentas somos nuestro propio mundo que se conoce a sí mismo."
No hay comentarios:
Publicar un comentario